jueves, 26 de noviembre de 2009

Nueva dirección del blog

Este blog pasa a una nueva dirección:

Historias.

lunes, 23 de noviembre de 2009

La leyenda negra


El historiador Joseph Perez explica por qué existió la leyenda negra.
"España en aquel tiempo no existía en verdad como tal (los años en que reinaban Carlos V y Felipe II). Lo que existe es una monarquía católica, no forzosamente española, que gobierna lo mismo en Flandes que en el Milanesado, en Nápoles como en vastas zonas de Alemania, en las Indias y, claro, en Castilla y Aragón. Son los jefes de la Casa de Austria, y ocupan un lugar preeminente en la Europa de su época: mandan en cuestiones diplomáticas, militares, económicas".

"La idea del libro surgió en la Francia de hoy, donde observaba cómo existe una rendición incondicional a la cultura que viene de Estados Unidos, sus películas y sus autores y todo lo demás, y un feroz rechazo a su política imperial. Todo eso le pasó a España hace unos cuantos siglos. Los franceses se volvían locos por aprender su lengua, copiaban sus guantes y sus trajes de cuero, el propio Luis XIV adaptó la etiqueta de las cortes de los Austria e, incluso, Pascal se rendía ante santa Teresa y san Juan de la Cruz".



"Para hacerse una idea del poder que llegó a tener la monarquía de los Austria hace falta decir que su moneda -los reales de a ocho, las piastras- fue la moneda de circulación del mundo entero hasta bien entrado el siglo XIX. Sin una base económica tan fuerte sería inexplicable su inmenso poderío diplomático, militar, político. Se dice que fueron españoles los responsables de aquel imperio y, sin embargo, el personaje más relevante en política exterior fue un francés, Granvelle, y entre sus héroes militares están el conde de Egmont (flamenco), Alejandro Farnesio (genovés) o Spinola, duque de Parma.

"Todo empieza cuando Felipe II pone un precio a la cabeza de Guillermo de Orange, el príncipe protestante de Flandes, que reacciona recusando su legitimidad y enfrentándose a su poder. No era habitual en aquellos tiempos cuestionar la autoridad real, así que para armarse de argumentos el flamenco desarrolla una apabullante propaganda que subraya (y exagera) lo peor de su gran enemigo: un hombre capaz de asesinar al príncipe don Carlos, su hijo (lo que se reveló falso), que se sirvió de la Inquisición para acabar con sus enemigos y que permitió las mayores crueldades durante la conquista de América".


"La leyenda negra se construye para debilitar el poder de la Casa de Austria, pero cuando viene su declive, a partir de la paz de Westfalia en 1648, el argumento es el de una España rendida al oscurantismo del papado frente al progreso de las Luces. A finales del XIX, las naciones anglosajonas miran con desprecio a las latinas. La leyenda negra seguía presente".
Lo dice en La leyenda negra, que acaba de publicar Gadir. En el ensayo explica cómo se construyó un discurso que convirtió a los españoles en paradigma del fanatismo y la crueldad, de la cerrazón dogmática alrededor de la bandera del catolicismo y del puro afán de dominio utilizando los resortes de un Estado poderoso.

lunes, 9 de noviembre de 2009

Los muros del siglo XXI



En este vigésimo aniversario de la caída del Muro de Berlín, es un buen momento para hacer un repaso a los muros reales que en el mundo son. Es lo que hace Nicole Muchnik en un reciente artículo, siguiendo el censo realizado por el geógrafo Michel Foucher, publicado en La Presse de Montreal. Censa 17 muros con un total de 7.500 kilómetros que llegarán a alcanzar los 18.000 kilómetros cuando estén terminados. Pero hay algunos más.



1. El muro que separa Israel de Palestina, fuera del trazado oficial de la frontera (llega a adentrarse hasta 24 kilómetros con el fin de incluir asentamientos israelíes). Cuando esté terminado, el 10% del territorio cisjordano quedará en el lado israelí y aislado del resto de Cisjordania. Cuesta al Gobierno israelí más de un millón de dólares por kilómetro, con paredes de hormigón de ocho metros, con torres de control cada 300 metros, bordeado por zanjas de dos metros de profundidad, alambradas de púas y carreteras. Ha sido condenado por la Corte Internacional de Justicia.

2. El antiguo Friendship Park o Parque de la Amistad, a pocos kilómetros de San Diego, entre México y Estados Unidos, sustituído por tres muros paralelos de cinco metros de altura. EE UU comenzó a construir en 1994 un muro metálico en un tercio de su frontera con México.



3. A mediados de los años 90 el Gobierno español levantó 8,2 kilómetros de alambrada en Ceuta y 12 en Melilla. El muro de Melilla se fortificó en 2005, para poner freno al flujo migratorio de África a Europa, una alambrada de hasta seis metros, complementada con madejas de alambre de púas entre las dos paredes, que tenía "concertinas" -eliminadas en 2007-, o sea cuchillas, en la parte superior del vallado interior que separa Melilla de Marruecos y que ocasionaba terribles heridas.

4. La Gran Muralla de Marruecos, alzada en el desierto en el año 1980 para impedir las incursiones del Frente Polisario, que reclama parte del territorio. Dos filas de terraplenes de arena a lo largo de 2.720 kilómetros, reforzadas con controles militares, muros de piedra y arena de hasta 2,5 metros de alto, con alambradas, campos de minas y zanjas. Hacen falta cerca de 120.000 soldados para custodiar esta barrera de arena, cuyo mantenimiento cuesta dos millones de dólares por año.


5. El que Arabia Saudí edifica, desde 2007, para protegerse de los terroristas del Yemen en el sur y de Irak en el norte, la barrera más moderna a lo largo de su frontera. Dotada de un sofisticado sistema de vigilancia por radar, capaz de captar toda intrusión por tierra, mar o aire a lo largo de sus 9.000 kilómetros, y costará alrededor de 10.000 millones de dólares.

6. La línea verde que divide la isla de Chipre y su capital. De 180 kilómetros está patrullada por cascos azules de la ONU, es infranqueable e impide toda relación normal entre chipriotas turcos y chipriotas griegos.

7. Los que en las ciudades como Bagdad separan las comunidades chiitas de las sunitas. El ejército estadounidense comenzó a construir en 2007 una barrera de 5 kilómetros de largo y 3,6 metros de alto en la capital iraquí, rodeando el distrito de Adhamiya.

8. El que se ha levantado en la ciudad de Padua, en Italia, para aislar un barrio de inmigrantes africanos.



9. El que el Gobierno regional de Río de Janeiro (sede de los Juegos Olímpicos de 2016) comenzó a levantar el pasado mes de marzo para cercar algunas favelas. Está previsto construir 11 kilómetros de muros.

10. Los 88 muros que se conocen con el eufemismo de Líneas de Paz, en Belfast, que desarticulan la ciudad, muros que ni los católicos ni los protestantes quieren derribar, porque el miedo subsiste.


11. La franja de 4 kilómetros de ancho y 250 de largo que divide Corea del Norte y Corea del Sur desde el final de la guerra entre ambos países, en 1953. Es la zona desmilitarizada.

12. La barrera electrizada que Botsuana instaló en 2003, con la excusa de impedir el paso de un ganado supuestamente enfermo de fiebre aftosa proveniente de Zimbabue, en realidad para no dejar pasar a los miles de emigrantes que intentan llegar a una Botsuana más rica. Una cerca de alambre de púas de 2,5 metros de altua y 500 kilómetros de largo.

13. El muro de India y Pakistán, (ambos con armas nucleares) separados por muros y alambradas en aproximadamente la mitad de su frontera común (2.900 kilómetros).

14. El muro de Cachemira. Medio millar de kilómetros de alambrada se extienden a lo largo de la disputada Línea de Control en la zona de Cachemira controlada por India.

15. El muro de India y Bangladesh. India está construyendo a lo largo de 4.000 kilómetros de su frontera con Bangladesh una verja de seguridad.


16. El muro de Irán y Pakistán. En su frontera con Pakistán, Irán está levantando un muro de cemento de casi un metro de grosor y más de 3 metros de altura.

17. El muro de Irak y Kuwait. La barrera tiene 190 kilómetros y fue construida al término de la primera guerra del Golfo por orden del Consejo de Seguridad de la ONU. Se trata de una cerca electrificada, con alambre de púas , muros de arena y zanjas.

18. El muro de Uzbekistán. En el norte, una gran verja de alambre de espino le separa de Kisrguistán. En el sur, un alambre electrificado (380 voltios) y campos de minas cubren parte de la frontera con Afganistán.

19. El muro de Tailandia y Malasia. En los años 70 ambos gobiernos acordaron construir muros de cemento coronados de alambre a lo largo de parte de su frontera común. Desde 2007 Tailandia construye un muro de 75 kilómetros.

20. El muro de Brunei. Brunei está construyendo una verja de seguridad a lo largo de sus 20 kilómetros de frontera con la región malaya de Limbang.

21. El muro de Egipto y Gaza. La separación en el paso de Rafah, entre la Gaza palestina y Egipto fue construida por los gobiernos egipcio e israelí tras el tratado de paz que ambos países firmaron en 1979.


22. Los guetos voluntarios por miedo a los ladrones, los terroristas, los jóvenes. Como las gated communities, comunidades cerradas, en Estados Unidos, concebidas para preservar un tren de vida que podría herir la sensibilidad de los habitantes de los barrios más problemáticos que los rodean. Hay más de un centenar en torno a Los Ángeles, vigilados las 24 horas del día.

23. La barrera virtual de 45 kilómetros que Boeing ha construido entre México y Arizona; no es un muro físico pero reúne las condiciones de un muro, mediante sensores térmicos, detectores de movimiento y radares de vigilancia. (La Agencia de Seguridad Nacional de Estados Unidos estima que el costo de asegurar las fronteras, entre hoy y 2015, será de 178.000 millones de dólares).

martes, 13 de octubre de 2009

Los símbolos de este país llamado España



Si usted se pregunta de dónde vienen los símbolos de este país llamado España, Miguel Ángel Aguilar le responde con sabiduría y fino humor en este artículo.
Tenemos Constitución, tenemos bandera, tenemos himno y tenemos Fiesta Nacional. O sea, más de cien palabras, más de cien motivos, que diría Joaquín Sabina, para considerarnos casi un país. La bandera proviene de un concurso convocado por el rey Carlos III para distinguir mejor los buques de su Real Armada. Lástima que fuera tan tarde, porque los grandes momentos de nuestra historia desde la Reconquista, la gesta de los Almogávares, la del Gran Capitán en Italia, la del marqués de Spínola en Flandes o el descubrimiento y conquista de América se hicieron bajo las banderas del Rey Nuestro Señor o de sus dominios, sin referencia alguna a la rojigualda. El himno ha terminado siendo la antigua Marcha Real, a la que aquel músico, José de las Casas, en plena época de euforia nacionalista del general Franco, hizo algunos arreglos para inscribirlo a su nombre como propiedad privada en la Sociedad General de Autores, hasta que fue nacionalizado en 1997. La fecha de la Fiesta Nacional, el 12 de octubre, fue decidida también hace muy pocos años después de algunos titubeos.

Está claro que nada más apropiado para celebrar la Fiesta Nacional que un desfile militar. Pero aquí, entre nosotros, el desfile arrastraba una tradición conflictiva, que dividía a los españoles en vencedores y vencidos. Porque durante los casi 40 años de franquismo el desfile era el desfile de la victoria, iniciado con el aquel primero que tuvo lugar en Madrid el 10 de mayo de 1939, 40 días después del último parte de guerra del cuartel general del generalísimo, fechado en Burgos el 1 de abril anterior. Su texto rezaba así: "En el día de hoy, cautivo y desarmado el ejército rojo, han alcanzado las tropas nacionales sus últimos objetivos militares. La guerra ha terminado". Daba cuenta de la terminación de la guerra pero significaba la continuación de la victoria a partir del que se llamaba tercer año triunfal. Para que llegara la paz y empezara la concordia tendríamos que esperar a la Constitución reconciliadora de 1978.


Aún recuerdo al teniente general Manuel Gutiérrez Mellado, vicepresidente primero y ministro de la Defensa, empeñado en adaptar los símbolos castrenses, en impulsar el cambio de lealtades de los militares de Franco al Rey, en sustituir el desfile de la victoria por el desfile de las Fuerzas Armadas. Se trataba en momentos difíciles de iniciar la construcción de un nuevo orgullo en el que todos los españoles pudiéramos coincidir. Debían acabarse las conmemoraciones victoriosas que implicaran sumir a otros españoles en el recuerdo humillante de la derrota. Para ello se buscaban en nuestra historia ocasiones de coincidencia que fueran ajenas al guerracivilismo fratricida al que hemos sido aficionados de manera tan insistente. Se querían encontrar momentos en los que hubiéramos estado unidos combatiendo todos en la misma dirección o por lo menos sin enfrentarnos entre nosotros con las armas en la mano. No era fácil, porque todavía los vencedores de 1939, o quienes se habían erigido en sus herederos, procesaban en términos de traición a sus muertos los intentos reconciliadores, además de barruntar que traerían el arrastre de otros perjuicios materiales.

Las Fuerzas Armadas dejaron de formar parte de esa amenaza que impedía la recuperación de las libertades por parte de los españoles y pasaron a constituir una garantía para su pleno ejercicio, además de un respaldo para la política exterior de nuestro país. España dejó de ser un país ocupado por sus Ejércitos, como sucedía en los tiempos del general superlativo, que los había erigido en garantía de la continuidad de su régimen. Aquella promesa que Franco hizo a los ex combatientes concentrados en el Cerro de Garabitas a la altura de 1961, según la cual todo quedaría "atado y bien atado bajo la guardia fiel de nuestro ejército" se evaporó porque el Ejército supo dejar de ser franquista, prefirió ser de España y quedar a las órdenes del Gobierno constitucional.
El desfile militar de ayer ha coincidido con el 20º aniversario de la primera participación de las Fuerzas Armadas españolas en las misiones internacionales de paz. Durante estos años, los nuestros han estado desplegados en Centroamérica, en los Balcanes, en África, en Líbano, en Irak o en Afganistán, siempre cumpliendo las órdenes del Gobierno de turno, arrostrando los riesgos como gajes del oficio y sin haber incurrido en actitudes indebidas. Es un honor alistarse en sus filas. Merecían el aplauso que recibieron en la Castellana.

miércoles, 7 de octubre de 2009

Obras destacadas de la galería Thyssen de Madrid



Estupenda página en la que se ofrecen vídeos de las obras más interesantes de la galería Thyssen de Madrid. Entre ellas el elegante retrato que Domenico Ghirlandaio hizo de Giovanna Tornabuoni, una joya del Quattrocento florentino, la pintura que a mí más me gusta del museo. En la leyenda se lee un epigrama de Marcial: “¡Oh, arte, si fueses capaz de representar las costumbres y el alma no existiría en el mundo un cuadro más bello”).


El díptico de La Anunciación de Van Eyck desde 1934, una pintura que juega a ser escultura, trabajada en grisalla, con ese maravilloso juego de espejo de la Vírgen, un logrado trampantojo.



La habitación de hotel de Edward Hopper, de 1931. Una muchacha ensimismada reposa al borde de una cama en una fría habitación de hotel, mientras conculta un papel, con las maletas sin deshacer a sus pies.



La Santa Catalina de Alejandría de Caravaggio, de 1598. El pintor juega con los lujos (ropajes, cojín, colores) de una corte oriental, a la que pertenecía Catalina, y las amenazas del martirio que anuncia la palma (la rueda de la tortura, la espada que la ha de decapitar), así como con la mirada desconfiada de la cortesana que le sirvió de modelo.

Ademas:
Sin título (Verde sobre morado), 1961, de Rothko.
Hombre con clarinete, 1911-1912, de Picasso.
El deshielo en Vétheuil, 1881, de Monet.
Fränzi ante una silla tallada, 1910, de Kirchner.
Cristo y la samaritana, c. 1310-1311, de Buoninsegna.
Retrato de Enrique VIII de Inglaterra, c. 1537, de Hans Holbein.


domingo, 20 de septiembre de 2009

Picasso: La Joie de vivre



 Mario Vargas Llosa comenta estos dos cuadros de Picasso en el museo de Antibes.
La pieza más notable que exhibe el museo de Antibes es Ulises y las sirenas, que parece contagiar el vaivén de las olas y la música tentadora que evocó Homero al muro donde está colgado el soberbio tríptico. El protagonista no es sólo Ulises, ahí estamos todos los seres humanos anudados a ese frágil mástil, con las orejas muy abiertas y enloquecidos de deseo, tratando de romper las cuerdas que nos atan a la sensatez y a la prudencia, para rendirnos a las tentaciones de la vida, que, a veces, como en este caso, tienen apariencia de canto, peces y mujer. No se puede describir una obra maestra: ella se deja sentir, no explicar. No basta decir que lo turbador y exquisito que hay en ella resulta de la destreza artesanal, la intuición acerada, la sensibilidad y el buen gusto. En las obras maestras, plásticas, literarias o musicales, siempre queda una zona de sombra que escapa a la aprehensión racional, que penetra en lo más recóndito de la persona como una revelación súbita, intransferible y personal. El catálogo dice que Picasso pintó Ulises y las sirenas en apenas tres días de setiembre de 1947.


La Joie de vivre (La alegría de vivir), del año anterior, fue hecha y rehecha varias veces, un proceso fascinante que documentó un fotógrafo polaco amigo de Picasso, Michel Sima. Sus imágenes nos acercan a la intimidad de una empresa en la que no sólo la famosa mirada del pintor parece en estado de trance luciferino mientras trabaja. También sus manos, su postura de gladiador y hasta las venas hinchadas de sus sienes testimonian el estado de frenesí, de tensión febril, en que fue fraguando esa pintura. Ella es lo que su nombre indica: una fiesta en la que un centauro y un fauno acompañan con flautas la danza de una ninfa (sus rasgos aluden a los de Françoise Gilot, la compañera de entonces) y los brincos de felicidad de dos cabritas a la orilla de un mar con arenales, vides y luminosidad solar. La reminiscencia pagana y mitológica rezuma actualidad: pueden haber cambiado las circunstancias, los decorados y los dioses, pero la alegría, la exaltación y el placer que la vida y el amor proporcionan siguen siendo los mismos y establecen un denominador común entre nosotros, quienes nos antecedieron y quienes nos van a suceder. Esa permanencia en el tiempo da a las evocaciones y reminiscencias mitológicas de Picasso el carácter de lo vivido y de lo actual.



martes, 28 de abril de 2009

¿Hay que temer al virus de la gripe porcina?


A lo largo del siglo XX ha habido tres grandes epidemias de gripe.

Entre 1918-1920, la llamada gripe española. Es la primera ocasión que aparece una mutación del virus A (H1 N1). Infectó al 20% de la población mundial. Pudo haber matado a unos cincuenta millones de personas, entre 2,5 - 5% de la población de la Tierra. Probablemente se originó en China o Estados Unidos.

En 1957, la llamada gripe asiática. Originada por otro subtipo, el A (H2N2). Se originó en China. Causó alrededor de un millón de muertos, sobre todo por neumonías bacterianas secundarias. Afectó sobre todo a ancianos.

En 1968-1970, otra gripe originada en China, en Hong Kong. Fue provocada por un nuevo subtipo, el A (H3N2), probablemente una recombinación genética con otros virus de procedencia aviar.


La I Guerra Mundial acabó en 1918 con unos 10 millones de muertos. La gripe española de ese mismo año acabó con la vida de entre 40 y 50 millones de personas -entonces era difícil precisar, hay quien eleva la cifra hasta los 100 millones-. Fue la peor de las tres epidemias mundiales de gripe del siglo XX, y de hecho la peor pandemia de cualquier tipo registrada en la historia. El virus que la causó no venía de los cerdos, sino de las aves, pero era un H1N1, como el actual. El H1N1 era un virus aviar hasta 1918, y fue la gripe española quien lo convirtió en una cepa humana típica.

Como la prensa española no se vio sometida a las restricciones propias de la guerra e informó sobre la gripe, los países aliados comenzaron a llamar Gripe española a la pandemia. El primer caso se registró en Camp Funston (Kansas) el 4 de marzo de 1918. Sólo causaba una dolencia respiratoria leve, aunque muy contagiosa, como cualquier gripe. En abril ya se había propagado por toda Norteamérica y, ayudado por las tropas americanas, por toda Europa.

La segunda oleada mortal comenzó el 22 de agosto en Brest, Francia, puerto de entrada de los soldados norteamericanos. Era el mismo virus, pero en algún momento del verano, se transformó en mortal. Los afectados por la primera oleada estaban inmunizados. Causaba neumonía y la muerte dos días después de los primeros síntomas. La gripe pudo haber matado 25 millones de personas en las primeras 25 semanas; como comparación, el SIDA mató 25 millones en los primeros 25 años.

El virus de 1918 no tenía ningún gen de tipo humano: era un virus de la gripe aviar, pero con 25 mutaciones que lo distinguían de un virus de la gripe aviar común. El virus de la gripe española se multiplicaba 50 veces más que la gripe común tras un día de infección, y 39.000 veces más tras cuatro días. En pruebas de laboratorio mata a todos los ratones en menos de una semana.

La rápida difusión de la enfermedad pudo deberse a los movimientos masivos de tropas y a los modernos sistemas de transporte, así como al debilitamiento por la tensión del combate y los ataques químicos. Los remedios solían ser caseros. Por ejemplo en el pueblecito burgalés de Rabanera del Pinar, se trataba con las llamadas píldoras de la O, jarabe, medicinas caseras, flor de malva, manzanilla o té.


La Organización Mundial de la Salud (OMS) insta a "prepararse para una pandemia". De producirse sería leve, pero advierte de que la llamada gripe española de 1918, que mató a millones de personas, también comenzó tímidamente.
"Creo que tenemos que ser conscientes y respetuosos con el hecho de que la gripe se mueve de formas que nosotros no podemos predecir".
Quizá, el problema mayor con el que ahora nos encontremos sea el de la exageración.

Esta cita de un médico que peleó con la gripe española en 1918 puede tranquilizarnos:
"Los hechos han demostrado que la mortalidad de esta enfermedad es principalmente una cuestión de asistencia médica y de medios económicos. En pueblos donde la epidemia hacía estragos... ha bastado la llegada de nuevos médicos... (y) algunos miles de pesetas... para que inmediatamente haya cambiado el aspecto de la enfermedad, haya renacido la confianza y disminuido el porcentaje de casos graves y mortales".
Ángel Sánchez de Val, La septicemia gripal (Cartagena, 1919).